Pensamiento del martes 27 de diciembre de 2016.
"Las almas humanas vienen a encarnarse en la tierra, después se marchan, y sus destinos son comparables a los de las gotas de lluvia. Cada gota cae exactamente en el sitio previsto para ella por los decretos de la Inteligencia cósmica, a fin de cumplir su tarea. De una manera o de otra, cada una debe sacrificarse para calmar al que tiene sed, refrescar a quien tiene calor, lavar a quien se ha ensuciado con el trabajo de la jornada, regar el campo sembrado...
Y muchos son todavía los sacrificios que pueden ser pedidos al agua: entrar en la fabricación del pan, servir para cocer el alimento, o también diluir las substancias tóxicas para volverlas inofensivas, etc. En todos los casos no debe rebelarse, sino aceptar, incluso si se la poluciona, incluso si se la malgasta o se abusa de ella. Cuando haya cumplido su misión, el agua podrá volver al cielo para recuperar su transparencia. Lo mismo sucede con el alma humana."
"Las almas humanas vienen a encarnarse en la tierra, después se marchan, y sus destinos son comparables a los de las gotas de lluvia. Cada gota cae exactamente en el sitio previsto para ella por los decretos de la Inteligencia cósmica, a fin de cumplir su tarea. De una manera o de otra, cada una debe sacrificarse para calmar al que tiene sed, refrescar a quien tiene calor, lavar a quien se ha ensuciado con el trabajo de la jornada, regar el campo sembrado...
Y muchos son todavía los sacrificios que pueden ser pedidos al agua: entrar en la fabricación del pan, servir para cocer el alimento, o también diluir las substancias tóxicas para volverlas inofensivas, etc. En todos los casos no debe rebelarse, sino aceptar, incluso si se la poluciona, incluso si se la malgasta o se abusa de ella. Cuando haya cumplido su misión, el agua podrá volver al cielo para recuperar su transparencia. Lo mismo sucede con el alma humana."