Pensamiento del jueves 24 de febrero de 2022.
"Dios ha dado la inercia a la materia, y el impulso al espíritu, el hombre está situado en el límite de ambos: está exteriormente rodeado de materia, e interiormente animado por el espíritu. Recibe, pues, una doble influencia: unas veces el espíritu le estimula, otras la materia quiere paralizarlo, absorberlo.
Por eso, el hombre debe luchar siempre, y si no es inteligente, si no es lúcido, se deja llevar por la inercia y se estanca como una ciénaga llena de miasmas en donde pululan todo tipo de alimañas. Esto es lo que les sucede a todos aquellos en quienes predomina la materia: no hacen ningún trabajo espiritual, divino, y el estancamiento se instala en ellos. Por el contrario, el discípulo es el que abre las puertas al espíritu que hay en él, dándole todas las posibilidades de manifestarse; y el espíritu, que en ese momento es el rey, empieza a armonizar, vivificar e iluminarlo todo."