Pensamiento del lunes 31 de enero de 2022.
"Imaginad una familia discutiendo: el padre, la madre, los niños... ¡Qué espectáculo, que cacofonía! De pronto, un amigo que todos estiman y respetan se presenta inesperadamente en la puerta. Al instante, cada uno se esfuerza por estar a la altura de la situación: “¡Oh qué alegría de verle! Por favor, siéntese. ¿Cómo está usted? ¿Quiere tomar algo?”... E incluso se miran amablemente para que el amigo no perciba que estaban en plena tragedia. ¿Habéis tenido alguna vez esa experiencia, verdad? Entonces, ¿por qué no extraer conclusiones para vuestra vida interior?
Cuando en vosotros mismos estallen la discusión, los tumultos, las revoluciones, si os ponéis a rezar con mucho ardor, podréis comprobar que, de repente, todo se domina y reencontráis la calma y la alegría. ¿Por qué? Porque un amigo ha venido dentro de vosotros, y con su presencia todos los otros habitantes de vuestro fuero interno, temiendo mostrarse groseros, se callan. Y si rezáis a ese amigo con aún mayor frecuencia y fervor para que no se vaya, que se quede y habite en vosotros por siempre, que se instale en el centro de vosotros mismos y se quede ahí, en ese momento, la paz y la luz reinarán eternamente en vosotros."