Pensamiento del viernes 3 de septiembre de 2021.
"El verdadero discípulo ha aprendido a ascender y descender. Sabe que no siempre puede permanecer en las cimas, pero tampoco se detiene demasiado en el polvo, la agitación y el ruido de los valles. Asciende, desciende... Asciende, desciende...
Descender es manifestar el amor; ascender, es buscar la sabiduría, estudiar, meditar, orar. No es bueno estudiar sin descender después para ayudar a otros con su saber. Hay que acostumbrarse a adoptar este doble movimiento. Los ascetas, los ermitaños, los solitarios que han huido a las cuevas o a los desiertos, no siempre han resuelto bien este problema. Y tampoco demasiado aquellos que nunca han subido a las cimas, es decir, que nunca han experimentado la necesidad de una vida espiritual."