"Cuando se trata de presentaros en sociedad, ante otros, sois impecables: los gestos, las palabras, las mímicas, los vestidos, todo perfecto. Pero cuando estáis solos, como nadie os mira, es distinto, y os dejáis llevar por una conducta desordenada sin pensar en toda esa multitud de vuestras células que os observa. En ese momento, esa multitud piensa: “Muy bien, dado que es el ejemplo que nos da nuestro maestro, vamos a imitarle, ¡verá lo que es bueno!” Y esa multitud crea desorden en vosotros, en vuestro organismo físico y psíquico.
Mientras que por el contrario, si sabéis cómo comportaros con ella, esa multitud es capaz de hacer maravillas. Mediante un trabajo paciente, inteligente, el hombre puede reforzar considerablemente ciertas entidades luminosas que están en él, darles las condiciones para que manifiesten su poder. Él mismo quizá sea débil, pero esas entidades son poderosas, y gracias a ellas puede ir por todas partes iluminando a las criaturas y preparand
o la venida del Reino de Dios."
Fuente:
http://www.prosveta.com
23 junio del 2020