"Solo la belleza puede salvarnos. No la belleza física de los hombres y de las mujeres que precisamente nos arrastra a las pasiones y a las tragedias. La belleza que puede salvarnos es la belleza espiritual. Mediante la meditación, mediante la contemplación, debemos tratar de sentir esa belleza, revestirnos de ella, impregnarnos de ella, porque es la que nos preserva de la belleza engañosa.
Ponedle a un niño un traje nuevo, no necesita ser muy inteligente para saber que no debe manchar sus vestidos jugando en el arroyo. De la misma manera, cuando habéis logrado alcanzar el mundo de la verdadera belleza, que es pura luz, y lográis que vuestra aura quede impregnada de esta luz, entonces ya no deseáis sumergiros en cualquier lugar para ensuciar ese magnífico vestido. Es pues esa belleza la que os salva. Pero, evidentemente, mientras os sintáis como aquél que, vestido de cualquier manera, chapotea en el barro, el estercolero o el alquitrán, no retrocederéis ante ninguna suciedad, ante ninguna impureza."
Fuente:
http://www.prosveta.com