"Cuando en el seno de la madre el niño forma su cuerpo físico, apela a su familia invisible que en el más allá es muy numerosa, para que le ayude en esta construcción. Así pues, de todas partes llegan los padres, los abuelos, y hasta los lejanos antepasados, y se ponen manos a la obra. Por eso, el cuerpo físico está condicionado por el atavismo, la herencia. Y esa herencia puede ser sana o enfermiza. Toda una generación, a veces varias, participan en la construcción del cuerpo del niño, que es pues el reflejo, la síntesis, de esas generaciones de seres escalonados a través de siglos y milenios.
Por eso es tan difícil escapar al atavismo, a la influencia de una familia. Únicamente el discípulo de una Escuela iniciática, que ha sido instruído sobre la omnipotencia del espíritu sobre la materia, consigue, poco a poco, cambiar su herencia."
Fuente:
http://www.prosveta.com