Pensamiento del miércoles 21 de julio de 2021.
"¿Cuántos hombres y mujeres son conscientes de que pueden realizar un trabajo con su amor? Se lo reservan solo para su propio placer y, es por ello que, a largo plazo, las energías del amor se transforman en venenos. Hay que comprender la importancia de esta cuestión y pensar en consagrar esas energías a Dios diciendo: “He aquí, Señor, este amor que arde dentro de mí, lo consagro para tu gloria y para la venida de tu Reino”.
Evidentemente, esta manera de ver las cosas os extraña: no pensabais que se podía consagrar el amor al Cielo, os creíais que vuestros sentimientos, vuestras sensaciones, os conciernen solo a vosotros, y que el Cielo nada tiene que ver con ello. Es posible, pero entonces, si no es el Cielo, es el Infierno el que tendrá algo que ver. En este sentido, cuando decís "mi amor solo me concierne a mí", ese "yo", que únicamente piensa en probar de manera egoísta los placeres, ¡es ya una parte del Infierno! ¿ Por qué en su amor la gente suprime el Cielo, como si se avergonzasen de lo que hacen (pero entonces, ¿por qué lo hacen?), como si trataran de esconderse de él? Pero cuidado, porque si ante el Infierno no sienten vergüenza, será el propio Infierno que irá a visitarles para darse un festín."