Ascensión a otras dimensiones, Perú, ascensión con el cuerpo de luz Perú, la quinta dimensión, educación, espiritualidad, Blog, Cuzco, Nazca, trabajadores de la luz, mensajes, Inca, Paracas, dimensión, Mensajes para la Humanidad,

****Cómo la ‘guerra contra las drogas’ de Trump enmascara su impulso a la guerra contra Venezuela****

 Por Garsha Vazirian

6 de septiembre de 2025 - 20:21

TEHERÁN – En los mares agitados de la intriga internacional, la verdad puede hundirse más rápido que un barco objetivo. Cuando el ejército estadounidense destruyó una lancha rápida de 12 metros “flipper” frente a Venezuela, matando a las 11 personas a bordo, el presidente Trump lo saludó como un ataque contra “una organización criminal venezolana vinculada a Maduro” Pero si rascamos la superficie, parece menos justicia que agresión premeditada.

Los informes de El Pitazo socavan la narrativa estadounidense: el barco, con cuatro motores de 200 CV, partió de San Juan de Unare hacia Trinidad y Tobago —, un corredor para pescadores y migrantes.

Ocho de los muertos eran lugareños; tres eran de pueblos cercanos, incluido el hijo del propietario. El propietario rastreó el barco mediante GPS y no estaba seguro de si la carga era droga. Según informes, otros dos barcos transportaron narcóticos a lo largo de la misma ruta esa noche sin interferencia estadounidense.

La afirmación de Trump de que el barco se dirigía a Estados Unidos pone a prueba la credibilidad: la distancia y el rumbo lo hacen inverosímil. Enmarcarlo de otra manera convierte los hechos en pretexto — un misil dirigido no sólo a un barco sino a la verdad.

Los habitantes de San Juan de Unare ahora se recuperan de la huelga: cualquiera que fuera el barco que transportaba, los hombres fueron ejecutados sin juicio, pruebas ni jurisdicción. “Inocente hasta que se demuestre su culpabilidad” es la base del derecho; aquí, Estados Unidos actuó como juez, jurado y verdugo en aguas internacionales.

No se trataba de una rutina “interdicción de drogas”, sino de una ejecución extrajudicial —y, lo que es más siniestro, de una salva inicial. Las patrullas navales se han transformado en ataques letales.

Miles de marineros e infantes de marina estadounidenses están desplegados en todo el Caribe. Según se informa, aviones F-35 avanzados, cada salida costosa, operan desde Puerto Rico. La retórica de la administración deja pocas dudas: “Nos enfrentaremos a los cárteles de la droga dondequiera que estén,” dijo el secretario Marco Rubio — dejando la puerta abierta a huelgas dentro de Venezuela.

El manual se recicla. En 2019, Washington respaldó a Juan Guaidó como “presidente interino” para derrocar a Maduro. Las sanciones golpearon la economía; en 2020, la Operación Gedeón —una incursión mercenaria en la playa vinculada a la órbita de Guaidó— fracasó. La lección de Washington fue el cambio de marca: un cambio de régimen disfrazado de antinarcóticos.

La hipocresía es evidente. Trump hizo campaña para poner fin a guerras eternas, pero intensifica un nuevo frente mientras los conflictos se calman en otras partes. En el país, los empleos se revisan a la baja y la deuda se eleva, pero miles de millones financian posturas militares. Cada misil, salida y “demostración de fuerza” en el Caribe conlleva una factura para los contribuyentes, mientras que las necesidades internas se aplazan.

El objetivo final no es la cocaína ni el fentanilo. Los datos de la ONU muestran que Venezuela desempeña sólo un papel marginal en los narcóticos con destino a Estados Unidos. Lo que sí posee son las mayores reservas probadas de petróleo del mundo y vínculos con un orden multipolar anclado en Rusia, China e Irán. Eso es lo que convierte a Caracas en un objetivo. Los cárteles son la cortina de humo; el verdadero premio es el dominio — Monroe Doctrine redux.

Un borrador filtrado de la última Estrategia de Defensa Nacional del Pentágono —informado por Politico— muestra un cambio: pasar de las prioridades estadounidenses de contrarrestar a China a “proteger la patria y el hemisferio occidental” Prevé retirar fuerzas de Europa y Asia occidental mientras se lanzan buques de guerra, F-35 y unidades de la Guardia Nacional al Caribe y la frontera sur.

Esta reorientación ya es visible en las huelgas marítimas y la militarización ampliada. Al incorporar a Venezuela a este enfoque, la filtración señala más que una reorganización burocrática — apunta a una postura militar preparada para la escalada. Bajo la bandera de los antinarcóticos, Washington está sentando las bases para la confrontación, haciendo de la guerra contra Venezuela no una posibilidad lejana sino un escenario cada vez más probable.

Maduro ha dicho que si Venezuela es atacada de alguna manera, el país pasará a “una etapa de lucha armada” Esta postura indica que Caracas está preparada para enfrentar la fuerza con la fuerza. Venezuela defendería su soberanía con más de 100.000 soldados, unos 220.000 milicianos, aviones Su-30MK2 y sistemas S-300VM —, lo que haría que una invasión no fuera pan comido.

Las crisis del petróleo podrían repercutir en los mercados. Cualquier escalada amenaza las vidas venezolanas y los intereses estadounidenses, todo ello basado en una narrativa que ya se está desmoronando bajo escrutinio.

El nexo entre corporaciones y Estados, fusionado con el complejo militar-industrial, vende “la democracia” como acceso al mercado y sostiene la hipocresía hemisférica. Los estadounidenses pagan con sangre y tesoros; los venezolanos con soberanía, vidas y el saqueo de recursos ricos en petróleo.

El que vive a espada, muere a espada. Es hora de que Washington envaine su espada, eligiendo el diálogo en lugar de la dominación — o arriesgarse a una caída de la que tal vez nunca se recupere.


Fuente:https://www.tehrantimes.com/news/517619/How-Trump-s-drug-war-masks-his-drive-for-war-against-Venezuela