Pensamiento del lunes 18 de julio de 2022.
"Cuando escuchamos hablar de unidad en el campo de la economía, de la política nacional o internacional, se trata siempre de una unidad anárquica, como la de los bandidos que se unen para dar un golpe. No está ahí la verdadera unidad, pero es así como la comprendemos: unirse para abalanzarse sobre otro y destruirle. Cuando los integrantes de una nación dicen: “Unámonos” y esa unión no tiene por objetivo más que combatir al vecino, no es verdaderamente una unidad.
La verdadera unidad debe ser siempre lo más vasta posible. Si un órgano realiza la unidad para él mismo sin trabajar en armonía con los demás, puede que se sienta bien, pero los demás sufrirán y la unidad estará por tanto comprometida. Cuando hablamos de unidad, entendemos una unidad universal, cósmica, donde nada se excluye. Pero esa unidad debe primero hacerse en nosotros mismos: todas nuestras células, nuestras tendencias unidas hacia Dios. Ese esfuerzo que hacemos se refleja sobre las demás unidades y todas esas unidades dispersas harán, al unirse, una unidad universal."