Pensamiento del domingo 6 de marzo de 2022.
"Cuando los padres han dado una orden a su hijo, deben exigir que les obedezca, sino el niño se dará cuenta de que sus padres no tienen ni voluntad ni firmeza, y esta imagen que tendrá de ellos perjudicará su buen desarrollo. Evidentemente, hay casos en los que esa intransigencia puede resultar nociva. Supongamos que lo que el niño pide es de naturaleza espiritual, y que sus padres le impiden realizar este ideal porque supera en mucho su propio nivel de comprensión: si se muestran inflexibles, pueden hacerle mucho daño.
Por eso, antes de pronunciarse, un padre y una madre deben medir bien las consecuencias de sus exigencias y hacerse la pregunta: “¿Le estoy pidiendo algo bueno, justo, divino? ¿Su alma lo anhela, lo desea profundamente, o será malo para su evolución?” Solo después de haberse informado bien, de haber visto y comprendido claramente lo que será bueno para el niño, deben los padres dar una orden, un permiso o rechazar de forma categórica e irrevocable, y en ese momento el niño deberá aceptarlo."