Pensamiento del Sábado 19 de marzo de 2022.
"Cuando amáis a alguien, ¿os preguntáis cómo le amáis? No, decís: “Le quiero, le quiero...” Es seguro que le amáis, nadie lo duda, pero haceros algunas preguntas sobre la naturaleza de este amor. Los humanos llaman amor a cada codicia, deseo, necesidad o apetito. Desde el momento en que el sentimiento está ahí, hay que ceder a él. E incluso el razonamiento está prohibido: el intelecto se calla. Frente al corazón que está ocupado en amar, el intelecto no tiene ni voz ni voto, el corazón le dice: “¡Cállate! Yo hablo, el amor habla, ¿qué tienes tu que decir?” En realidad, si el corazón y el intelecto trabajasen en colaboración, el amor se manifestaría bajo formas y colores más bellos.
Cuanto menos evolucionado esté un ser, más cede ante la insistencia de su amor sin analizar si es desinteresado, puro o útil. Desde el momento que ama, ya no hay reflexión: ¡por eso hay tantas novelas, obras de teatro y películas para contar las aventuras, con frecuencia desastrosas, de los que aman!"