Pensamiento del lunes 30 de agosto de 2021.
"Si habláis sin reflexionar, sin sopesar vuestras palabras, os parecéis a un hombre que se divierte lanzando fósforos encendidos por todas partes. Naturalmente, esto provoca incendios, y luego, aunque os disculpéis: “Oh, no quería decir eso, lo siento”, es demasiado tarde, a vuestro alrededor las casas ya están ardiendo, solo hay cenizas. Y así es como ayudáis a las fuerzas oscuras en sus esfuerzos de destrucción.
El hombre nunca es suficientemente consciente del daño que puede hacer con la palabra. Si buscáis el origen de los malentendidos, de las discordias, de los conflictos entre los humanos, veréis que, en la mayoría de los casos, es la palabra: alguien que ha hablado a tontas y a locas, sin propósito alguno, solo por el placer de hablar, y hacerse el interesante...
A partir de ahora, tratad de vigilar lo que decís. Cuando tenéis que hablar, hacedlo con la intención de mejorar a los seres que os escuchan, de iluminar su inteligencia, de calentar su corazón y sobre todo de dirigir su voluntad al servicio de un ideal sublime."