Pensamiento del miércoles 18 de agosto de 2021.
"Cada persona tiene su temperamento y, según su naturaleza, le gusta esto, detesta aquello, es normal. Pero si no hace intervenir un elemento superior que se llama la sabiduría, el dominio, la voluntad, para controlar y orientar, se puede predecir, sin correr el riesgo de equivocarse, que camina directamente al precipicio. Que tenga esos impulsos, se entiende, cada cual es empujado por fuerzas instintivas; ya vengan del estómago, de los intestinos o del sexo, siempre hay algo que empuja, pero no es una razón para dejarse llevar.
Por eso, ante cada impulso que os atraviese, deciros: “Veamos, ¿qué me aportará si le doy salida?” Por supuesto, mientras vuestra conciencia no esté despierta, hay aún muchas cosas que pueden alegraros; solo que estas alegrías se transforman en sufrimientos, amarguras, arrepentimientos. Mientras que las alegrías de un hombre sabio, iluminado, son oro puro. No hay que privarse de alegrías y placeres, sino solo conocer su naturaleza y reemplazarlas por alegrías y placeres mejores, más puros, más nobles, más beneficiosos."