Pensamiento del domingo 15 de agosto de 2021.
"A veces un hombre, viendo a una mujer abrazar la vida espiritual para perfeccionarse, en lugar de regocijarse, intenta impedirlo. No comprende que si su esposa se enriquece interiormente, él mismo se beneficiará con ello. Y lo mismo para una mujer que quiere oponerse a la evolución espiritual de su marido.
En realidad, no se puede impedir que un alma camine hacia la luz; el alma es hija de Dios, nadie tiene control sobre ella. Por supuesto, nunca se recomienda que, con el pretexto de la espiritualidad, el marido o la mujer descuiden sus obligaciones; al contrario, para persuadir y convencer al otro, el de los dos que se siente más atraído por la vida espiritual, debe emplear su inteligencia y su corazón para hacer reinar la armonía, y sobre todo no cansar a su compañero con la espiritualidad por una actitud fanática. Es importante que, en una pareja, el hombre y la mujer sean conscientes de esta necesidad. Mediante la ternura, la amabilidad, la paciencia, uno puede instruir al otro y llevarlo hacia el Creador."