Por Silvina Pachelo
13 de agosto de 2025 - 14:22
BUENOS AIRES — La próxima llegada del primer ministro israelí, acusado por la Corte Penal Internacional (CPI) de crímenes de guerra en Gaza, coloca a Argentina en una encrucijada histórica: defender el derecho internacional o consolidar su alianza con un gobierno fascista y genocida. El silencio del presidente Javier Milei es complicidad y desdén por la justicia.
La probable visita de Benjamín Netanyahu a Argentina, prevista para septiembre, es una alerta roja—un desafío directo a la justicia internacional y una afrenta a la dignidad humana. Desde finales de 2024, el primer ministro israelí se encuentra bajo una orden de arresto de la CPI por crímenes de guerra en Gaza. No se trata de tecnicismo jurídico ni de eufemismo diplomático: estamos hablando de bombardeos sistemáticos, ataques deliberados contra mujeres y niños, hambre utilizada como arma de guerra y más de 61.000 muertos, en su mayoría civiles inocentes. Además, la brutal represión ha silenciado a casi todos los periodistas que intentan informar desde Gaza, borrando voces y ocultando verdades.
Argentina es Estado Parte del Estatuto de Roma desde 2001 y ha firmado todos los acuerdos de cooperación con la CPI. Esto significa que si Netanyahu pone un pie en suelo argentino, la ley exige su arresto inmediato. No se trata de una cuestión de voluntad política—es un compromiso internacional ratificado y vinculante.
Sin embargo, el gobierno de Javier Milei —abiertamente fascista y sumiso a las órdenes de Tel Aviv y Washington— ya ha dejado claro que no moverá un dedo para hacer cumplir la justicia. Prefiere la complicidad ideológica con un régimen genocida en lugar de honrar los compromisos con el derecho internacional.
Manifestantes sostienen carteles denunciando al presidente Javier Milei y al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu en Buenos Aires, Argentina, el 9 de agosto [Francisco Loureiro/Reuters]
La CPI carece de fuerza policial propia y depende de los Estados para ejecutar sus mandatos. El artículo 87, párrafo 8, del Estatuto de Roma establece que si un Estado Parte se niega a cooperar, la Corte puede emitir una “constatación de falta de cooperación” y remitir el caso a órganos internacionales como la Asamblea de los Estados Partes o el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De esta manera, Milei corre el riesgo de convertir a Argentina en un país cómplice y protector de crímenes de guerra.
Las acusaciones contra Netanyahu y el Estado de Israel no provienen sólo del extranjero. Organizaciones israelíes de derechos humanos como B'Tselem y Médicos por los Derechos Humanos–Israel (PHRI) han calificado la situación en Gaza de genocidio. “Nada te prepara para darte cuenta de que eres parte de una sociedad que comete genocidio”, dice Yuli Novak, director de B'Tselem.
En Argentina, una amplia coalición de grupos políticos, intelectuales, docentes, diputados y colectivos de derechos humanos han repudiado enérgicamente esta visita. Bajo el título “Oprobio e Ignominia”, una declaración reciente denuncia la presencia de Netanyahu como una “traición a las mejores tradiciones humanistas de nuestra historia” y un acto de “complicidad con la barbarie” El texto cuestiona el alineamiento geopolítico del gobierno argentino con Israel y Estados Unidos, recordando que el Poder Ejecutivo apoyó abiertamente la estrategia militar de Israel y anunció el traslado de la embajada argentina a Jerusalén, empañando para siempre los valores de dignidad, respeto y libertad.
El Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino y sus organizaciones constituyentes han expresado su absoluto repudio: Netanyahu representa un Estado genocida y un violador sistemático del derecho internacional, responsable de miles de muertes, millones de desplazados y la detención arbitraria de más de seis mil palestinos en condiciones inhumanas. La brutalidad israelí es una realidad colonialista, segregacionista y antidemocrática, sostenida por el terror y las masacres desde la Nakba en 1948 y la Naksa en 1967 para expulsar y oprimir a un pueblo.
El aislamiento internacional de Israel se profundiza: Francia, España y el Reino Unido han anunciado el reconocimiento del Estado palestino, distanciándose de la agenda estadounidense. Muchos otros países condenan el genocidio, incluidos China, Irán, Rusia, Venezuela y Brasil. México incluso ha ofrecido asilo a niños huérfanos. Pensemos en estas cifras desgarradoras: según UNICEF, aproximadamente 17.000 niños en Palestina han quedado huérfanos debido a los ataques israelíes. “Los niños representan aproximadamente la mitad de los casi dos millones de residentes de Gaza obligados a huir de sus hogares y buscar refugio en otros lugares”, afirmó la agencia. Más de 100 niños de Gaza han muerto de hambre y otros 90.000 carecen de alimentos suficientes para sobrevivir.
Mientras tanto, Netanyahu limita sus viajes internacionales, consciente de que cualquier fiscal de un país miembro de la CPI puede ordenar su arresto. Milei ha elegido un camino irreversible: aliarse con un gobierno acusado de crímenes de guerra, anunciar el traslado de la embajada a Jerusalén y negar la voz de la justicia internacional. Si Netanyahu pone un pie en Argentina, nuestro país se enfrentará a un espejo despiadado: o respeta el derecho internacional que juró defender o se convierte en un refugio abierto para la impunidad y el fascismo global.
(El artículo refleja las opiniones del autor y no necesariamente las opiniones del Tehran Times. )
Fuente:https://www.tehrantimes.com/news/516761/Netanyahu-s-upcoming-visit-to-Argentina-The-country-embracing