Pensamiento del domingo 16 de mayo de 2021.
"Dios ha dado inercia a la materia e impulso al espíritu, y el hombre está situado entre los dos. Exteriormente está envuelto de materia, pero interiormente está habitado por el espíritu. Recibe por tanto su doble influjo: unas veces es el espíritu el que le anima, y otras es la materia la que quiere engullirle y llevarle al caos primordial.
El hombre debe mantener sin cesar la actividad en él para que las corrientes circulen: si se deja llevar por la inercia, se convierte en una ciénaga. Esto les pasa a algunos que no hacen ningún trabajo intelectual, espiritual, divino: se convierten en ciénagas de olores nauseabundos, invadidos de renacuajos, ranas y mosquitos. Mientras que el que está iluminado, bien dirigido y bien guiado, no solo se asegura de no intimidar al espíritu, sino que le abre todas las puertas: y el espíritu, que en ese momento es el rey, comienza a calmar, armonizar, vivificar e iluminarlo todo en él."