Pensamiento del jueves 27 de mayo de 2021.
"El oído y la vista dejan al hombre libre, mientras que el olfato, el gusto y el tacto le esclavizan, porque le obligan a acercarse a los objetos y a los seres. Es una pena que con frecuencia los sentidos superiores, la vista y el oído, le conducen hacia los sentidos inferiores; sí, los ojos y las orejas hacen lo posible para firmar contratos con la nariz, la boca y las manos.
Un hombre está maravillado por la belleza de una mujer, por el sonido de su voz, pero en vez de contentarse con mirarla y escucharla, hace todo lo posible para acercarse a ella, para respirar su perfume, acariciarla y abrazarla… El discípulo comprende que debe romper ese contrato, que debe renunciar a acercarse a las cosas y a los seres para sentirlos, probarlos, tocarlos, sino que debe estar en contacto solamente con su lado sutil a través de los oídos y los ojos."