"Para mucha gente, los estados místicos de éxtasis, de iluminación, son estados anormales, incluso peligrosos. Según ellos, solo hay que dar confianza al intelecto, porque al menos con él razonamos, tenemos la cabeza sobre los hombros. Pero cuando se trata de dejarse llevar por los placeres, los instintos y las pasiones, ¡ah!, es distinto.
En lugar de hacer funcionar su intelecto y de ver que van a introducir en ellos todo tipo de elementos nocivos que les destruirán, esa gente tan razonable y lista se dará un festín. En ese caso, piensan no solo que es permisible, sino que también es recomendable no hacer intervenir a la razón, para así mejor dejarse llevar por los apetitos y las sensaciones. Y a eso le llaman “vivir”. Pues bien, se equivocan: es ahí por el contrario donde sería conveniente mantener fría la cabeza, rechazar esos placeres e intentar vivir estados divinos."
Fuente:
http://www.prosveta.com
11 de julio del 2020