Pensamiento del lunes 6 de diciembre de 2021.
"La madre alimenta primero al niño con su sangre y luego con su leche. Simbólicamente la sangre, que es roja, representa la vida, la fuerza, la actividad; y la leche, que es blanca, representa la paz, la pureza; es un principio de armonía que viene a equilibrar las tendencias instintivas representadas por la sangre.
Es por eso que todos los niños que no son alimentados por la leche de su propia madre carecen de algo esencial. La leche de otras mujeres o la de los animales no contiene para el niño los mismos elementos que la de la madre. La madre que alimenta a su hijo le da, a través de la leche, el amor y la ternura que tanto necesita para desarrollarse. Por eso, cuando está enojada o molesta, no debe alimentar al niño, sino esperar a recuperar la calma, ya que sus estados negativos envenenan la leche, y el niño recibe entonces elementos que le pueden hacer enfermar física y psíquicamente. Las madres deben estar muy vigilantes y prepararse siempre para amamantar al niño en el mejor estado posible."