Pensamiento del domingo 26 de marzo de 2023.
"Cuando amáis tiernamente a alguien, ¿cuál es esa fuerza que os enseña cómo mirarle, acariciarle, ser amable con él, darle regalos? Y cuando estáis enfadados, ¿cuál es esa fuerza que os enseña cómo fulminarle con la mirada o incluso pegarle? Se trate del amor o de la ira, es siempre la misma fuerza, pero a veces se manifiesta bajo una forma venusiana y actúa con delicadeza, expresividad, poesía y dulzura, y a veces se vuelve marciana y puede entonces ser aterrador. Pero es siempre la misma fuerza.
Además, lo percibimos cuando el amor manifestado de una forma muy inferior se transforma en violencia: queremos imponernos, nos volvemos crueles, duros, ya no pensamos en el otro, solo buscamos satisfacernos, saciar nuestros propios deseos, y entonces, por supuesto, ese amor no es tan estético, beneficioso, generoso ni divino. Pero si manifestamos un grado superior de amor, estamos obligados a actuar con ternura y delicadeza, y nos preocupamos mucho más de la felicidad y el futuro de la persona que amamos. Esta es la diferencia."