Nuestro cuerpo tiene un proceso natural perfecto para procesar el alimento que consiste en: masticación de alimentos, digestión, selección de nutrientes y eliminación de desechos.
En este procedimiento altamente complejo no interviene nuestra mente consciente, únicamente nuestra parte inconsciente del cerebro y la médula espinal controlan con precisión semejante tarea.
Lo importante para destacar aquí haciendo alusión a la extraordinaria potencia y sabiduría que tiene nuestro cuerpo para sobrevivir es que el organismo selecciona lo que necesita y le conviene y desecha continuamente lo que no le permite estar sano y en plena posesión de sus capacidades habituales.
Lamentablemente esta misma sabiduría del cuerpo a nivel inconsciente no la trae nuestra mente de fábrica, para cuidarse así misma del alimento que recibe: pensamientos, emociones y sensaciones. Y es costumbre para la gran mayoría de las personas dejar que emociones negativas, pensamientos de fracaso, ansiedad, duda, violencia, etc. infesten y enfermen su estado mental físico y emocional.
Para tener una mejor calidad de vida en todo aspecto, necesitamos aprender a identificar aquella información, sentimientos, eventos y experiencias que no construyen nuestra vida y que impiden en nosotros el crecimiento y el bienestar.
podemos definir la mente humana como la composición de 2 partes fundamentales que son:
La parte consciente que a través de los cinco sentidos toma reconocimiento del medio en que vivimos y cuya función fundamental es pensar, y nuestra parte inconsciente o subconsciente que se define formalmente como un “programa de actos y pensamientos repetidos y/o emociones intensas que ejecuta acciones en cualquier ser humano y que obliga a seguirlos haciendo”.
Pues bien la parte inconsciente como indica esta definición actúa como jefe de nuestro comportamiento y controla nuestras acciones y reacciones ante los sucesos y acontecimientos de la vida diaria en más de un 95%. Por esta razón aunque la vida nos ofrezca desde el exterior o mejor diríamos fuera de nuestra mente una variada oferta de acontecimientos positivos o negativos finalmente está en nosotros pasar por ellos seleccionando lo mejor que nos puedan ofrecer y desechando aquello que nos quiera afectar en nuestro comportamiento y en nuestra paz mental y emocional.
Durante toda nuestra vida hemos recibido ingentes cantidades de información que puede interpretarse como positiva o negativa según el sistema de valores que enaltece al ser humano. Entendiendo por valores las directrices fundamentales que rigen nuestra vida en armonía con DIOS o el ser supremo, con nosotros mismos y con los seres que nos rodean y la naturaleza entera.
En este artículo hablaremos de 12 bloqueos mentales y emocionales a nivel inconsciente que debilitan nuestra vida y que se deben reconocer, tratar, transformar y eliminar para continuar nuestra vida en una dirección positiva hacia la realización de los sueños y las metas.
Estos bloqueos son:
La culpabilización: que nace de la necesidad de hacer responsable a otros de los resultados que hemos obtenido. Frecuentemente este es un indicador en lo más profundo de una baja autoestima.
La depresión: hoy en día es un mal muy extendido y es la consecuencia de los anhelos y objetivos frustrados, aunque puede venir de una situación involuntaria o inesperada como en el caso de una víctima de un secuestro, o un recluso que cumple una condena; pero fundamentalmente viene de una línea de pensamiento y sentimientos sesgados, carentes de agradecimiento frente a toda la abundancia interior y exterior con la que cualquier ser humano es dotado.
La ansiedad: que es el resultado de querer dominar o entender una situación que se presenta o puede presentarse sin poder hacer mucho a nada al respecto para que no afecte el estado mental y emocional. Actualmente muy difundida y producida por el ritmo acelerado de la vida moderna y la acción de los medios de comunicación tv, radio, prensa en la parte inconsciente de la mente del público. No incluimos la Internet porque este es un sistema por entero voluntario donde cada quien escoge lo que quiere ver y oír.
La indiferencia: este es grado sumo el descuido o la apatía con situaciones o personas que no entendemos, que muchas veces pueden representar para nosotros un cambio positivo y las desechamos, privándonos de un beneficio por ignorancia o experiencias negativas vividas.
La crítica: aunque muchas veces puede ser positiva comenzando por hacerlo con nosotros mismos, es un juicio que hacemos muchas veces que no produce el efecto esperado y que entorpece las relaciones sociales, familiares, laborales y sentimentales.
La indecisión: se conoce mejor como la enfermedad de “Parálisis por Análisis”. Sin embargo existen ciertos métodos comprobados que nos enseñan a tomar uno de 2 o más caminos posibles para decidir y actuar hacia lo que nos conviene más, aunque esto venga acompañado de sacrificios como muchas veces ocurre con eventos en nuestra vida.
La postergación: conocida como la “Enfermedad del Fracaso” porque dilata momentánea o indefinidamente la acción y mata más ideas y empresas que la misma violencia que existe en el mundo.
El perfeccionismo: que es esperar un modelo mental ideal de las situaciones de la vida, la naturaleza, las personas y las cosas. Esta conducta pone de manifiesto una gran resistencia al cambio que es imposible de predecir y que se debe aceptar y aprovechar para crecer y evolucionar.
El resentimiento: Este es uno de los puntos más neurálgicos de todo ser humano, porque todos en algún momento de la vida hemos sido agredidos por situaciones, personas, animales o cosas de manera voluntaria o involuntaria. Aunque las raíces de este estado espiritual, psicológico y emocional son profundas, se debe recurrir al perdón y a un cambio de actividad y evitar en lo posible situaciones que lo fomenten.
La autocompasión: generalmente viene dada por una ausencia de afecto y baja autoestima. Sin embargo uno de los mejores antídotos que existe para ello es tomar consciencia de los dones recibidos, ser agradecido y acercarse a otras personas necesitadas sin esperar recompensas para dar de lo que esperamos y en el proceso encontraremos el reconocimiento que esperábamos.
La confusión: se trata de separar los elementos de un problema que esté ocurriendo y darse el tiempo necesario para analizarlo con cabeza fría y evitar al máximo que las emociones del momento tomen las decisiones por nosotros. Aunque muchas situaciones de la vida piden decisiones inmediatas, se pueden tomar decisiones parciales y esperar por lo menos un día para definir una postura adecuada al respecto.
La culpa: en ocasiones es saludable sentir remordimiento por algo que se ha hecho mal porque proporciona el dominio emocional para no cometerlo nuevamente. El problema está cuando este se acaba y la persona continúa juzgándose interiormente y resintiéndose por situaciones que ya no se pueden cambiar.
Hacer el trabajo de identificación es nuy importante y eso puede hacerlo cada uno en conciencia a la vez que buscar la ayuda para gedtiinar estas condiciones y así dsr salida a emociones y sentimientos que nads aportanba nuestra vida y por el contrario nos estancan y frustran cada vez más. Si deseas el acompañamiento en tu proceso me puedes escribir al correo compartiendoluz1@hotmail.com y con gusto te envío la información de mis consultorías privadas. abrazos de Luz!! Solange
Artículo de Camilo Barrado crearfuturoglobal.com
Fuente:
https://compartiendoluzconsol.wordpress.com
10 de Diciembre 2018