Pensamiento del jueves 8 de agosto de 2024.
"¿Conocéis este cuento escrito por Tolstoi? Un rey se encontró un día una semilla del grosor de una avellana. Recurrió a la ciencia de todos los sabios de su corte, pero ninguno pudo decirle de dónde provenía. Supo sin embargo que en su reino vivía un hombre muy anciano que quizás pudiera informarle. El rey mandó buscar a ese hombre, que llegó apoyándose en dos muletas y casi ciego. El anciano observó detenidamente la semilla y dijo finalmente:
“Majestad, ignoro lo que es esta semilla gigante, pero si lo permitís voy a llamar a mi padre, que quizás se acuerde de haber visto otras parecidas”. Llegó el padre, apoyándose en una sola muleta. Y tampoco pudo identificar la semilla, pero propuso a su vez llamar a su padre. Pronto llegó este último: parecía un joven robusto y alegre. Cogió la semilla y lanzó una exclamación: “Pero si es un grano de trigo de los que crecían en mi infancia, dijo: en aquella época el trigo tenía unos granos muy grandes, pero desde que los hombres empezaron a hacerse daño los unos a los otros, a robarse y a exterminarse, los granos de trigo se volvieron cada vez más pequeños. Y si me veis tan robusto y más joven que mi hijo y mi nieto, es porque continúo viviendo de acuerdo con las reglas de la honestidad y de la bondad que reinaban durante mi infancia”."