Pensamiento del miércoles 28 de agosto de 2024.
"De un niño que siempre se porta bien, que siempre es obediente, los adultos tienen tendencia a pensar: “¡Qué bueno es!, ¡qué adorable!”. Es evidente que es más fácil relacionarse con un niño que permanece tranquilo cuando se le dice que no se mueva, que no habla cuando se le dice que se calle, etc. Pero ese niño tan bueno, tan dócil ¿Qué hará más tarde? Quizás no hará gran cosa, seguirá siendo siempre insignificante.
Mientras que un niño voluntarioso, indisciplinado, crea preocupaciones a los que le rodean, y los padres, los vecinos, los educadores, no cesan de lamentarse: “¡Verdaderamente, es demasiado, mirad qué tonterías ha hecho!”. Sí, pero ese niño que fatiga e inoportuna a todo el mundo, tiene muchas más posibilidades de llegar a ser alguien. De momento, todo el mundo dice que se excede, pero cuando haya aprendido a dirigir sus energías, se distinguirá por su carácter y sus talentos. Y los padres, los educadores, que tiene la tarea de velar por su desarrollo, deben ayudarle a ello,"