Pensamiento del martes 2 de julio de 2024.
"Un hombre muy rico debe procurar ocultar en lo posible su fortuna a sus hijos, porque éstos contarán con su futura herencia y no harán ningún esfuerzo para trabajar y aprender a desenvolverse solos: se volverán perezosos, caprichosos, y ésa es la peor de las educaciones. Que los padres dejen, pues, a sus hijos en la mayor ignorancia posible sobre la herencia que les espera. Cuando hayan adquirido buenos hábitos de trabajo y de autodominio, entonces sí que los padres podrán hablarles de ello, pero no antes.
Así es como actúa el Señor con los humanos. El Señor es el educador más grande, el mayor pedagogo: Él no nos muestra inmediatamente la herencia que nos espera arriba, en las moradas celestiales. Y así, como nos creemos pobres y miserables, trabajamos y nos esforzamos. Y cuando finalmente, con sufrimientos y lágrimas, lleguemos a ser dignos de nuestra herencia celestial, nuestro Padre nos mostrará todos los tesoros que ha guardado para nosotros."