Pensamiento del viernes 12 de abril de 2019.
"Si comparamos al hombre y al animal, nos asombramos de ver con qué rapidez el animal pequeño se desarrolla y adquiere su autonomía, mientras que los hijos de los hombres ¡se desarrollan tan lentamente! Esta lentitud es debida a la extrema complejidad y riqueza de la naturaleza humana. ¡Tantos mecanismos deben ponerse en marcha, física y psíquicamente sobre todo, para que los hijos puedan entrar en posesión de todas sus facultades! Hasta que lo logran, tienen necesidad de la ayuda y de la protección de sus padres.
Pero la evolución de los humanos no se detiene en el momento en el que su padre y su madre terrestres han terminado de cumplir su papel. Porque un ser humano es también una entidad espiritual que debe progresar más y más. Es por ello que, aunque haya logrado alcanzar la edad adulta, espiritualmente es todavía como un niño que necesita de sus padres: el Padre celestial y la Madre divina. Cualesquiera que sean su saber y su experiencia, cada cual debe conservar un corazón de niño, simple, espontáneo, abierto y lleno de confianza hacia sus padres celestiales con el fin de recibir su ayuda y sus consejos.""Si comparamos al hombre y al animal, nos asombramos de ver con qué rapidez el animal pequeño se desarrolla y adquiere su autonomía, mientras que los hijos de los hombres ¡se desarrollan tan lentamente! Esta lentitud es debida a la extrema complejidad y riqueza de la naturaleza humana. ¡Tantos mecanismos deben ponerse en marcha, física y psíquicamente sobre todo, para que los hijos puedan entrar en posesión de todas sus facultades! Hasta que lo logran, tienen necesidad de la ayuda y de la protección de sus padres.
Fuente:
http://www.prosveta.com
12
de abril 2019