Pensamiento del Sábado 26 de agosto de 2017.
"¡Son tantas las capas opacas que se interponen entre nuestra conciencia ordinaria y nuestra conciencia divina! Por esto, lo más importante que debemos hacer, es aplicar los métodos que nos permitirán desagregar los posos, las escorias que impiden manifestar la sabiduría, la fuerza y el amor divinos.
Para preparar la piedra filosofal, los alquimistas buscaban el disolvente universal. Pero el verdadero alquimista es aquél que busca disolver esta materia opaca en él, mala inspiradora y peligrosa conductora que obstaculizaba su unión con Dios. Y ¿queréis saber cuál es el mejor disolvente? La humildad. Pero este disolvente sólo actúa eficazmente si sabemos por qué y cómo debemos ser humildes; porque no se trata de despreciarse, de rebajarse sin discernimiento. Una humildad mal comprendida puede causar tantos daños como el orgullo. La verdadera humildad es aquella que nos permite disolver nuestra naturaleza inferior con el fin de fusionarnos con la Divinidad."
"¡Son tantas las capas opacas que se interponen entre nuestra conciencia ordinaria y nuestra conciencia divina! Por esto, lo más importante que debemos hacer, es aplicar los métodos que nos permitirán desagregar los posos, las escorias que impiden manifestar la sabiduría, la fuerza y el amor divinos.
Para preparar la piedra filosofal, los alquimistas buscaban el disolvente universal. Pero el verdadero alquimista es aquél que busca disolver esta materia opaca en él, mala inspiradora y peligrosa conductora que obstaculizaba su unión con Dios. Y ¿queréis saber cuál es el mejor disolvente? La humildad. Pero este disolvente sólo actúa eficazmente si sabemos por qué y cómo debemos ser humildes; porque no se trata de despreciarse, de rebajarse sin discernimiento. Una humildad mal comprendida puede causar tantos daños como el orgullo. La verdadera humildad es aquella que nos permite disolver nuestra naturaleza inferior con el fin de fusionarnos con la Divinidad."