Pensamiento del domingo 14 de agosto de 2016.
"Puesto que es el Creador quien nos da el alimento que tomamos todos los días, éste está impregnado de su vida. Pero entonces, ¿cómo es que el malvado cuando se alimenta de esta comida que es divina, no mejora? Porque todo ser transforma los alimentos a su propia naturaleza. Mientras que un santo, un Iniciado que comerá el mismo alimento, lo transformará en luz, en amor y en bondad. Todo depende pues del estado en que se encuentra la persona que come. La gente malvada no mejora con el alimento que absorbe, e incluso empeorará; y la gente de bien continuará mejorando.
Es una ley: cada criatura asimila los alimentos según su propia sustancia y los transforma, y esta ley se aplica tanto en el plano físico como en el plano espiritual. Por eso el místico, el Iniciado, sólo tiene un deseo: ofrecerse en sacrificio al Señor para ser absorbido por Él. Sabe que al absorberle, el Señor le impregnará con su luz y le transformará."
"Puesto que es el Creador quien nos da el alimento que tomamos todos los días, éste está impregnado de su vida. Pero entonces, ¿cómo es que el malvado cuando se alimenta de esta comida que es divina, no mejora? Porque todo ser transforma los alimentos a su propia naturaleza. Mientras que un santo, un Iniciado que comerá el mismo alimento, lo transformará en luz, en amor y en bondad. Todo depende pues del estado en que se encuentra la persona que come. La gente malvada no mejora con el alimento que absorbe, e incluso empeorará; y la gente de bien continuará mejorando.
Es una ley: cada criatura asimila los alimentos según su propia sustancia y los transforma, y esta ley se aplica tanto en el plano físico como en el plano espiritual. Por eso el místico, el Iniciado, sólo tiene un deseo: ofrecerse en sacrificio al Señor para ser absorbido por Él. Sabe que al absorberle, el Señor le impregnará con su luz y le transformará."