Pensamiento del lunes 22 de agosto de 2016.
"No os preocupéis por saber si el ser que amáis también os ama. ¿Por qué? Porque el amor circula, va de uno a otro: lo recibimos, debemos darlo. Lo que dais al ser que amáis, él lo da a su vez, y así se forma una cadena, una corriente que sale de vosotros y os retorna después a través de miles de hombres y de mujeres. Aquellos que se contentan con enviarse mutuamente su amor, no dejan circular la corriente; al contrario, la cortan.
Y he ahí todavía una imagen. Representad a los humanos como alpinistas que forman parte de una sola y misma cordada. Es preciso que cada uno avance y que la cuerda permanezca tensa. Si le decís al que va delante vuestro: «Te amo, vuélvete, mírame», entorpecéis la marcha de toda la columna. Volverse es aflojar la cuerda, es impedir a los que están delante como a los que están detrás de continuar subiendo. Cada uno debe avanzar en el sentido de la marcha de toda la cadena. No debemos parar para contemplarnos ni para hablarnos; debemos subir sin tregua, sin desfallecimiento, hacia la cima. ¡La vida cotidiana proporciona numerosas ocasiones para interpretar esta imagen!"
"No os preocupéis por saber si el ser que amáis también os ama. ¿Por qué? Porque el amor circula, va de uno a otro: lo recibimos, debemos darlo. Lo que dais al ser que amáis, él lo da a su vez, y así se forma una cadena, una corriente que sale de vosotros y os retorna después a través de miles de hombres y de mujeres. Aquellos que se contentan con enviarse mutuamente su amor, no dejan circular la corriente; al contrario, la cortan.
Y he ahí todavía una imagen. Representad a los humanos como alpinistas que forman parte de una sola y misma cordada. Es preciso que cada uno avance y que la cuerda permanezca tensa. Si le decís al que va delante vuestro: «Te amo, vuélvete, mírame», entorpecéis la marcha de toda la columna. Volverse es aflojar la cuerda, es impedir a los que están delante como a los que están detrás de continuar subiendo. Cada uno debe avanzar en el sentido de la marcha de toda la cadena. No debemos parar para contemplarnos ni para hablarnos; debemos subir sin tregua, sin desfallecimiento, hacia la cima. ¡La vida cotidiana proporciona numerosas ocasiones para interpretar esta imagen!"