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Omraam Mikhaël Aïvanhov

Pensamiento del jueves 25 de junio de 2015.

"Igual que el sol distribuye su luz y su calor, Dios distribuye su amor sobre todas las criaturas. Pero el hombre tiene el poder de aceptar o de rechazar este amor. Así pues, aunque el amor de Dios es infinito, el ser que se cierra a él no recibe nada, y todo sucede como si Dios no le amase. Para Dios no cambia nada que los humanos le amen o no. Pero si no le aman, son ellos mismos los que se privan de algo muy preciado: puesto que se han parapetado, su amor no puede penetrar hasta ellos.
El Creador ha edificado el universo sobre unas leyes inmutables e implacables. El que alimenta respecto a ellas pensamientos y sentimientos de duda, de rebeldía, desprende unos vapores tan opacos que impiden que los rayos del sol divino penetren en su corazón y en su alma. Entonces, que no se extrañe si se siente en la oscuridad y el frío."