Hay verdades esenciales que deberíais rememorar diez, veinte, treinta veces al día. Hasta que no os impongáis esta disciplina, no progresaréis. Si os dejáis a veces llevar a cometer acciones que no son demasiado justas o nobles –que después lamentáis – es porque habéis olvidado las verdades y las leyes que os habrían permitido triunfar sobre vuestras debilidades. Aceptáis que debéis respirar, comer, beber y dormir cada día... Procurad aceptar también que debéis volver sin cesar sobre las mismas verdades. La novedad está ahí: en lo que descubrimos al profundizarlas cada día dentro de nosotros."